El trabajo es trabajo desde donde sea que se vea, y es por la forma en que lo aprendí que no comprendí que fuese eso.
En el 1989, estando a penas en cuarto grado empezó a gestar lo que en un momento fue un negocio para mi pequeña familia (él y yo), con la poca habilidad matemática que tenía en ese entonces no comprendí por completo de que trataba, aunque aprendí mucho de lo que el hacía como docente, pues le acompañé en muchas ocasiones a las escuelas donde laboró, en más de una ocasión tuve la oportunidad de compartir con sus alumnos y en una que otra vez mostrarles como hacía dibujos para entretenerles durante sus cortas ausencias en el salón. Con eso me formé las primeras habilidades para compartir conocimientos ante varias personas, pero fue lo que me dio pié a entender como es que funcionaba el trabajo de los docentes pero en forma práctica, no tuve mucha elección en querer o no participar en las labores de mi padre, pero sirvió de algo para mi futuro, puesto que el negocio consistía en hacer documentos que el ministerio de educación exigía (y continua haciéndolo de manera inconsciente), esos documentos fueron los primeros que de alguna manera aprendí a hacer sacando cálculos de las notas de los estudiantes de otros maestros, quienes por 15 colones mi padre y yo les transcribíamos a mano las notas anuales en unas tablas también ralladas a mano, mis habilidades siempre se fundamentaron en lo que puede llamarse artes manuales.
Parte de la ventaja del negocio es que nadie hacía ese tipo de documentos, pero entre 1989 y 1991 hubo un detalle del que aprendimos mucho, ante un cambio de gobierno... mas de ese tipo de gobierno que comprenderán, también sucedían cambios en los lineamientos del Ministerio de Educación, lo que significó una grave perdida en una cantidad grande de documentos reproducidos, así que fue cuando empecé a aprender a hacer lo que se llama jornalización de materias, y a través de tiempo me especialicé mucho en la lógica procedimental y matemática que conlleva hacerlo, sin haber sacado siquiera mi noveno grado era un experto en crear la calendarización de asignaturas pero a un niño de 10 años nadie le paga por hacer ese tipo de trabajo especializado, así que tenía que conformarme con salir al balneario de los chorros antes de las vacaciones como recompensa a los nuevos beneficios económicos adquiridos de vender casi 10 libros al mes.
Así que tuve acercamientos a la docencia, y la labor docente aunque fuese en áreas específicas, casi nunca socializaba este tipo de cosas que hacía pues nadie le cree a un niño pequeño que puede hacerlo, y muy pocos niños de mi edad comprendían lo que jornalizar significaba, descubrí que era un divertido trabalenguas pronunciar operacionalización que era un termino asociado al planeamiento de ese tiempo.
Así que debo admitir que fue de las primeras labores en las que estuve metido y me llevo muchos años dejar ese trabajo... porque a la fecha fuera del negocio familiar lo sigo haciendo, lo que en ese período no aprendí fue la importancia de eso para los docentes, que ameritaba ser producido de manera estatal o comercial, puesto que es un beneficio para muchos y es una situación problemática no resuelta de la manera mas óptima por parte del ministerio de educación.
Así que puedo afirmar que en El Salvador somos muchos los que laboramos desde la infancia, pero admito que mi contexto fue muy diferente a las circunstancias que comúnmente encontramos en el pulgarcito de América.
En el 1989, estando a penas en cuarto grado empezó a gestar lo que en un momento fue un negocio para mi pequeña familia (él y yo), con la poca habilidad matemática que tenía en ese entonces no comprendí por completo de que trataba, aunque aprendí mucho de lo que el hacía como docente, pues le acompañé en muchas ocasiones a las escuelas donde laboró, en más de una ocasión tuve la oportunidad de compartir con sus alumnos y en una que otra vez mostrarles como hacía dibujos para entretenerles durante sus cortas ausencias en el salón. Con eso me formé las primeras habilidades para compartir conocimientos ante varias personas, pero fue lo que me dio pié a entender como es que funcionaba el trabajo de los docentes pero en forma práctica, no tuve mucha elección en querer o no participar en las labores de mi padre, pero sirvió de algo para mi futuro, puesto que el negocio consistía en hacer documentos que el ministerio de educación exigía (y continua haciéndolo de manera inconsciente), esos documentos fueron los primeros que de alguna manera aprendí a hacer sacando cálculos de las notas de los estudiantes de otros maestros, quienes por 15 colones mi padre y yo les transcribíamos a mano las notas anuales en unas tablas también ralladas a mano, mis habilidades siempre se fundamentaron en lo que puede llamarse artes manuales.
Parte de la ventaja del negocio es que nadie hacía ese tipo de documentos, pero entre 1989 y 1991 hubo un detalle del que aprendimos mucho, ante un cambio de gobierno... mas de ese tipo de gobierno que comprenderán, también sucedían cambios en los lineamientos del Ministerio de Educación, lo que significó una grave perdida en una cantidad grande de documentos reproducidos, así que fue cuando empecé a aprender a hacer lo que se llama jornalización de materias, y a través de tiempo me especialicé mucho en la lógica procedimental y matemática que conlleva hacerlo, sin haber sacado siquiera mi noveno grado era un experto en crear la calendarización de asignaturas pero a un niño de 10 años nadie le paga por hacer ese tipo de trabajo especializado, así que tenía que conformarme con salir al balneario de los chorros antes de las vacaciones como recompensa a los nuevos beneficios económicos adquiridos de vender casi 10 libros al mes.
Así que tuve acercamientos a la docencia, y la labor docente aunque fuese en áreas específicas, casi nunca socializaba este tipo de cosas que hacía pues nadie le cree a un niño pequeño que puede hacerlo, y muy pocos niños de mi edad comprendían lo que jornalizar significaba, descubrí que era un divertido trabalenguas pronunciar operacionalización que era un termino asociado al planeamiento de ese tiempo.
Así que debo admitir que fue de las primeras labores en las que estuve metido y me llevo muchos años dejar ese trabajo... porque a la fecha fuera del negocio familiar lo sigo haciendo, lo que en ese período no aprendí fue la importancia de eso para los docentes, que ameritaba ser producido de manera estatal o comercial, puesto que es un beneficio para muchos y es una situación problemática no resuelta de la manera mas óptima por parte del ministerio de educación.
Así que puedo afirmar que en El Salvador somos muchos los que laboramos desde la infancia, pero admito que mi contexto fue muy diferente a las circunstancias que comúnmente encontramos en el pulgarcito de América.
